
El desastrozo comportamiento que tuve hace unas semanas fué el pujo final que parió un gran justiciero que se cagó de la risa en mi cara evidenciando lo muy lejos que estoy de verle a él y sus amigos sus verdaderas hachas.
Lo vi grandote y fortachón, y me asustó.
Muy segura desde mi trono, venía pateando justicieros cada vez que aparecían permitiéndoles a lo sumo opinar, pero nunca quedarse.
Esta mole no sólo se quedó sino que casi me rompe una pierna cuando lo patié, obligándome a buscar.. un coach.
Empiezo a sumergirme en el hasta ahora desconocido mundo de la terapia, ya la encontré -sí es mujer- y pegamos mucha onda. Cuesta aceptar que mi visión no es la única y absoluta, pero bueno supongo que de eso se trata.