domingo, 17 de mayo de 2009

MARIPOSAS DURMIENTES



El parecía el novio perfecto rellenando el mundo de Truman Burbank, siempre tenía mås de un plan sobre la mesa o en su defecto la reservación confirmada. Me llevó a tomar los mejores vinos, a ver un maravilloso bandoneonista, a un tablao flamenco, planes, encuentros, actividades se ofertaban por doquier, el menú era diverso. Y a su vez por mi paladar pasó con éxito el sushi, la buena carne, unos buenos ñoquis, una diversidad de comida china, buena pizza y hasta malas tapas.
Pero tanta atención viene siempre con la factura debajo del brazo, y ésta no se hizo esperar. El galán necesitaba que le pagara con mariposas en mi estomago, el sabía que unos tenues aleteos habían emergido en los inicios pero no se dió cuenta que su intensa hinchada les había propinado un golpetazo certero enviándolas sin retorno a un profundo sueño.

Pasé de ser la que sabe dónde y en qué momento le pone un buen beso a quien tiene al lado a ser un témpano filoso y repulsivo, pasé de verlo como el hombre de mis sueños a verlo como un señor sordo, pasé de un hemisferio al otro tan rápido que supuse que mis justicieros me estaban boicoteando el momento, que ese adonis que se me ofrecía era una pieza difícil de encontrar, que no era posible que mis dormidas doncellas ni se inmutaran, e intenté alentarlas clamándoles que me dieran una mano, pero no, ellas ni se molestaron prefiriendo permanecer fundidas en su letargo.

La despedida respetó los códigos que la produjeron y ceremoniosamente nos dijimos adios.