
Cada rompimiento trae consigo la reflexión y el enrosque, pero trae también de regreso a los viejos rituales, aquellos que por el encantamiento de otros se ven desplazados.
El sábado después de estancarme por dos horas con Two & a Half Men y Friends, decidí hacer algo con los casi 30 grados que ardían Buenos Aires y me enfunde en mi ya encajonada mini de jean, llené la bolsa y emprendí la caminata.
El único lavadero que no ha sido víctima de mi hacha está a los suficientes metros como para que mi visita sea considerada una caminata, tengo que llevar plata, abrigo, libro, música, barrita de cereal y algunas veces hasta una carpa. Depende mi actitud -depende el clima- aprovecho los 40 minutos que la industrial máquina va a estar haciendo mierda mi ropa y también limpiándola, para básicamente hacer lo que se me dé la gana, comprarme un agringado y carísimo café helado con crema y caramelo, caminar por mi ahora halagado barrio porteño poniendo a competir las dos veredas por cual tiene casas mas bonitas, o como este sábado pasado adentrándome en las profundidades del flaco Ronald haciéndole todos los honores a la inigualable Macnífica -sin cebolla- obviamente con sus inseparables amigos.
De regreso con el changuito pesado por el mojado botín y mi magro ser pesado por las 8000 calorías que ahora hacían parte de él, decidí hacer una escala ya clásica, un DVD de una serie -Twin Peaks venía por la mitad- y unas madalenas rellenas de dulce de leche se hicieron un espacio en el metálico carrito.
El viernes con mi amigo Adrián, nos chupamos 2 y ½ Jack Daniels cada uno y fuimos solo eso, cada uno compartiendo historias. El domingo me di una vuelta por ArteBA y salí espantada por las miles de extensiones digitales y luminosas que ensucian el espectro, a la noche fui cortejada por dos galanes, uno que prometía enseñarme Italiano y el otro que se preocupaba solo por llenarme la copa.
Hoy lunes, primer día de la semana, no trabajé, dormí hasta las 11, me sumergí por 3 horas en el universo de Lynch, hice una tarta de pollo -con tapa de arriba y todo- y en pocos minutos le doy la bienvenida a mis inquebrantables dates: LOST y GREY’S ANATOMY en compañía de una helada cerveza cortesía de Catalanes visitantes.
Hoy soy yo con yo recostándome en su mullido cuerpo.
El análisis de porque pareciera insistir en ser solo yo con yo, prefiero dejarlo para la cronometrada hora de los lunes a la noche.
El análisis de porque sigo publicando lo que escribo, … lo meto en la misma bolsa.