miércoles, 3 de septiembre de 2008

TRANSPOR-TIGRRR


Nada como tirarse en una playa lejana, comer arroz con coco y pescado frito, vivir por unos días sin luz eléctrica y simplemente no hacer nada más que fumar, leer, fumar y pensar.

Pero también nada como el hervor de la ciudad. Desde los rituales de los aeropuertos hasta caminar por colores desconocidos, probar mezclas de sabores nuevos en lugares llenos de gente, aprovechar el tráfico diario para detenerse en los detalles de una ventana.

Viajar a una ciudad rabiosa y poderosa como Sao Paulo te obliga a sacar ese tigre que hay en ti, y a mí el tigre me ruge constantemente.

Con el transporte público por ejemplo, me puedo saciar de estados y emociones. Este me obliga a controlar las calles que habitan mi cerebro así haga pie en las pocas cuadras que registra, es como una mezcla de dominio con incertidumbre, y su cartel puede asegurarme el destino pero siempre esta presente la ansiedad por saber si no voy a terminar como Alex en Irreversible.
Como por suerte siempre me ha llegado el momento en el que el bus toma rumbo conocido, es ahí cuando me dejo llevar por el mundo cotidiano que hace su sociedad, la que tiene mil pensamientos basados en una historia diferente a la mía, analizo su actitud, sus miradas, identifico los diferentes perfiles, los colores, las manías, me le acerco a los que están hablado y me dejo llevar por la armonía deliciosa que dibuja su idioma en mis oídos.

Lo mejor es que cuando mi pie seguro y confiado se apoya nuevamente en casa, el tigre nuevamente ruge en mí.