
Mi intervenida aliada ha vuelto a su hogar, e inmediatamente la he puesto a trabajar con el mono tema que ultimamente posee este blog, ella misma.
Tenía el alta desde ayer al medio día, pero a su madre -presa de sus manías- se le duplicó el trabajo indefinidamente, obligándola a posponer su búsqueda.
Bordeando el horario llegué a nuestro encuentro, blanca y pura se presentó ante mis ojos, con sus más de 6 años de existencia parece no dejarse ganar por la inclemencia de los años.
La vestí, la abracé y en una alianza casi perfecta caminamos por Callao, bajamos a la profundidad de Buenos Aires y 9 estaciones después nos fritamos en la calle.
Gracias a mi despertar cibernético, un año de escritos siguen bajo el brazo de LO*QUE*SEA y algunas fotos de amigos, de viajes, de conciertos, de Buenos Aires, de momentos o de estados, yacen al amparo de FLICKR. Las otras palabras, imagenes, números o proyectos que permanecieron en el más íntimo anonimato -y en el no más íntimo también- se han sepultado en el mismo.
Y acá estamos, ella intentando reconocerme y yo haciéndole fumar el primero.